
En la era de la movilidad sostenible, el metro se erige como la columna vertebral del transporte urbano. Sin embargo, para una parte significativa de la población, lo que para muchos es un trayecto rutinario se convierte en una auténtica odisea llena de barreras invisibles. Un revelador reportaje de Tot Barcelona nos abre los ojos a la experiencia diaria de las personas con discapacidad visual en el subsuelo de la ciudad.




En las aulas malagueñas no solo se enseña. También se comparten ideas, se investiga y se trabaja para que puedan nacer proyectos como Brailea, un dispositivo electrónico para aprender braille jugando. Después de tres años de estudio y diseño de distintos prototipos realizados por el alumnado del grado superior de Mantenimiento Electrónico del IES Politécnico Jesús Marín junto a docentes del centro y el equipo específico de atención al alumnado con discapacidad visual, se ha lanzado esta herramienta interactiva para el aprendizaje básico del código de una forma lúdica. La pieza ha sido elaborada y comercializada por @cerviansystems.
Una persona con discapacidad visual podría tardar un año en comprar un teclado braille con los 400 euros de ayuda a la discapacidad que entrega el Gobierno de España. Esta es una de las razones que llevó a tres estudiantes de Ingeniería de la Universidad de Oviedo (UO) a desarrollar un dispositivo que, a través del reconocimiento de voz, transforma las letras en código braille. ¿Lo mejor? Solo costaría 60 euros.
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El Ministerio de Consumo creará un nuevo etiquetado inclusivo para personas con discapacidad visual después de que la reforma de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios del pasado mes febrero reconociera a estas como «consumidoras vulnerables» al no estar en igualdad de condiciones que el resto.