Yolanda García Barrios, estudiante de cuarto de Psicología en el CES Cardenal Cisneros de Madrid, se enfrenta a un reto diario: una enfermedad visual degenerativa diagnosticada hace más de una década. Sin embargo, su historia es un testimonio de superación. A lo largo de su vida, Yolanda ha sido una profesional de los cambios, con una formación académica que incluye dos carreras previas y 17 años de experiencia laboral en empresas como Sacyr. Pero, tras un proceso de adaptación a su discapacidad, decidió retomar su pasión por la Psicología, a pesar de las dificultades.
“Cuando hice la selectividad, no me dio la nota, pero sabía que tenía que seguir mi camino. Después de todo lo vivido, me dije: ‘¡Esta es la mía!’”, comenta Yolanda, quien encontró su propósito en la Psicología después de haber recorrido un largo camino en otras áreas profesionales.
A pesar de las barreras generacionales y las dificultades sociales que ha experimentado en su adaptación a un entorno universitario formado principalmente por estudiantes de entre 18 y 20 años, Yolanda ha encontrado en sus compañeros y profesores un apoyo fundamental. “Cuando los estudiantes más jóvenes me dieron la oportunidad de conocerme… ¡Ahora son mis cachorros!”, bromea. No obstante, reconoce que a veces ha sentido aislamiento, un fenómeno que también enfrenta al relacionarse con su propia discapacidad visual.
Las barreras, según Yolanda, no solo están en el ámbito académico, sino también en el mercado laboral, donde persiste cierto recelo hacia la incorporación de personas con distintas capacidades. Sin embargo, su universidad ha implementado medidas de inclusión y adaptaciones para estudiantes como ella. Nuria Calderón García-Botey, responsable de la Unidad de Apoyo a la Diversidad e Inclusión en el CES Cardenal Cisneros, subraya que, aunque el mercado laboral aún debe evolucionar, la universidad sigue demostrando que la integración es posible a través de adaptaciones y el apoyo adecuado.
La tecnología y los recursos proporcionados por la ONCE han sido esenciales para Yolanda en su proceso de aprendizaje, permitiéndole acceder a materiales adaptados, telelupa y otras herramientas. “Nada es imposible, sólo hay que saber cómo enseñarlo”, afirma con convicción tras superar un desafío relacionado con la asignatura de estadísticas, en la que logró matrícula de honor.
Además de la ayuda de la ONCE, Yolanda ha contado con el respaldo de la Oficina de Inclusión de la Universidad Complutense de Madrid, que ofrece un programa de acompañamiento para personas con discapacidad, proporcionado por alumnos que reciben créditos por esta labor.
En cuanto a sus aspiraciones futuras, Yolanda tiene claro que su objetivo es ser independiente económicamente. “Tengo incapacitación laboral, pero no me resigno. Quiero cobrar por mí misma. A pesar de las dificultades, soy joven y creo que todavía puedo”, señala con determinación.
Consciente de los crecientes problemas de salud mental en la sociedad, especialmente después de la pandemia, Yolanda cree que el mundo necesita más profesionales como ella. “La gente está perdiendo herramientas para saber vivir”, concluye, con la esperanza de poder contribuir a la mejora del bienestar de las personas a través de su trabajo en Psicología.
Desde su inicio en el curso 2008/2009, la Oficina para la Inclusión de las Personas con Diversidad en el CES Cardenal Cisneros ha atendido a más de 90 estudiantes de diversos grados y posgrados, demostrando el compromiso de la institución por ofrecer un entorno inclusivo para todos sus alumnos. La colaboración con diversas entidades del ámbito de la discapacidad refuerza el enfoque inclusivo de la universidad, que sigue trabajando para derribar barreras y fomentar la igualdad de oportunidades.