
Este proyecto es la tercera parte del Proyecto TocArte, esta vez destinado a audiodescripciones de las obras artísticas y arquitectónicas más importantes de Avilés, continuaremos con las hélices de Saint-Nazaire.
En pleno corazón de Avilés se encuentra una de las esculturas más singulares y cargadas de simbolismo de la ciudad: las Hélices de Saint-Nazaire. A simple vista pueden parecer simples piezas industriales, pero en realidad representan un vínculo histórico y cultural entre dos comunidades unidas por el mar y la industria.
Este monumento no fue concebido como una obra artística convencional, sino como un regalo institucional de la ciudad francesa de Saint-Nazaire a Avilés en el año 2003. Desde entonces, las hélices se han convertido en un referente urbano que recuerda la importancia del pasado marítimo e industrial que ambas localidades comparten.
Un regalo institucional con historia
La escultura “Hélices de Saint-Nazaire” no tiene un autor individual, sino que es fruto de un obsequio institucional. En 2003, la ciudad francesa de Saint-Nazaire entregó estas auténticas aspas de trasatlántico a Avilés como símbolo de unión entre ambas comunidades atlánticas.
Dos ciudades unidas por el mar y la industria
El vínculo entre ambas localidades está marcado por su tradición portuaria e industrial. Saint-Nazaire es célebre por sus astilleros, donde se construyeron grandes trasatlánticos como el SS Champlain (hundido en 1940), el SS Normandie (1935), uno de los más famosos del mundo, y el SS France (1960), último gran buque insignia de la marina francesa. Avilés, por su parte, ha crecido en torno a su ría, su puerto y la industria siderúrgica, siempre vinculada al comercio marítimo.
Hélices reales convertidas en monumento
Las piezas instaladas en Avilés son hélices navales reales, desmontadas de barcos de gran tonelaje y reconvertidas en escultura pública. Están fabricadas en bronce, material habitual en construcción naval por su resistencia a la corrosión marina.
Un diseño fiel a su función original
Cada hélice cuenta con cuatro palas curvas unidas a un buje cilíndrico, la pieza central que conecta con el eje propulsor. Los orificios que se aprecian alrededor del buje no son decorativos: corresponden a los alojamientos de los pernos que fijaban la hélice al eje del barco.
Dimensiones y presencial monumental
Cada hélice mide cerca de 1,80 metros de alto y 2,80 de ancho, con un peso aproximado de 2.670 kilos. Su superficie metálica, fría y rugosa al tacto, conserva la huella de la fundición y el pulido al que fueron sometidas antes de convertirse en monumento urbano.
Un emplazamiento cargado de simbolismo
Las hélices están dispuestas frente a frente e inclinadas hacia el suelo, como si hubieran quedado varadas en la ciudad. Se apoyan sobre bases circulares de piedra empotradas en el pavimento, rodeadas de adoquines dispuestos en forma radial para diferenciarlas del suelo liso de la plaza.
La memoria marinera de Avilés
El entorno donde se ubican, ligado al antiguo barrio marinero de la ciudad, refuerza el mensaje de unión entre el mar, la industria y la memoria colectiva de Avilés. Con esta escultura, las “Hélices de Saint-Nazaire” se consolidan como un símbolo que celebra los lazos históricos y culturales entre ambas comunidades atlánticas.
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